Conversación


Conversación

Cuentan que entró dubitativamente en aquella taberna que, por azares del destino, se cruzó en su camino. El ambiente era bastante triste, se escuchaba de fondo un jazz tranquilo y las personas que allí se encontraban no derrochaban sus energías en lo absoluto.
Decidió tomar asiento junto a la barra. Pronto fue atendido y pidió un whisky. Contempló el vaso lleno con aquella bebida y lo movió un poco. Aparentemente le gustaba el ruido de los hielos al chocarse entre sí y al hacerlo contra el vidrio del vaso. De fondo pudo contemplar un saxo que tranquilizaba su alma obligándolo a cerrar levemente los ojos. Rascó su barba, esa que no se afeitaba hacía ya varios días, y se dispuso a dar el primer sorbo.
Cuentan que el otro sujeto accedió a la taberna unos minutos después. Él no llegó por casualidad. Solía concurrir allí todos los jueves a la misma hora. Era bastante conocido en el lugar por los dueños. Un hombre grande, ya de más de sesenta años que encontraba placentero mezclarse un poco con la penumbra del lugar, con la música que lo inspiraba de fondo y con alguna bebida que lo calentase en esos inviernos congelantes.
Observó cuidadosamente al sujeto que, esa noche, ocupaba su lugar de siempre; mas no le molestó en absoluto. Se sentó al lado de él y pidió el whisky que acostumbraba a beber con gran regocijo. Notó feroces ganas de hablar con ese sujeto sentado a su derecha. Nunca en su vida lo había visto pero su forma de beber el whisky, su cabeza baja observando el vaso le inspiró tristeza.
_ Es un buen whisky. – le dijo finalmente.
El otro hombre lo escuchó hablarle y se limitó a asentir. Luego siguió en su ensimismamiento, perdido en sus pesares, en sus pretéritos acontecimientos que lo llevaban a ese presente lúgubre. Luego de beberse su vaso completamente, pidió otro. La música no cambió de temática. El señor que, minutos antes le había hablado, se encontraba placenteramente leyendo un libro antiguo mientras disfrutaba de su alcohólico trago. Cada cierto lapso de tiempo esbozaba muecas de placer, de risa y también de tristeza. Todo eso le transmitía aquel colectivo de letras. Y fue entonces cuando de él surgieron, esta vez, las ganas de conversar con el semejante de al lado.
_ A veces resulta cómodo y más fácil dialogar con quien uno desconoce. – le dijo al tiempo que observaba como el individuo colocaba un separador en su libro y luego lo cerraba para prestarle atención. Al ver que lo contemplaba entusiasmado y con mucha atención, prosiguió hablando.
_ Quizás por eso resulte la psicología. Las personas que no nos conocen no tienden a etiquetarnos pero si a prejuzgarnos. El analista no nos conoce completamente, así que, quizás, se encuentre en una delgada línea que se abastece de etiquetas y prejuicios. Pero a su vez la gente que ignora nuestra personalidad tiende a etiquetarnos por lo que sus ojos prejuiciosos les dicen. Entonces no nos encontramos más que en un círculo vicioso que nos describe como seres humanos. No le voy a negar que yo, previamente en mi mente, he sacado, involuntariamente, una conclusión de lo que me parece que usted es. Seguramente esté equivocado, pero es parte de la naturaleza humana. Es algo que viene incluido con el don o el defecto del pensamiento. Más que probable es que usted haya hecho lo mismo con mi persona.
El anciano lo miró de manera intrigante pero no dirigió una sola palabra; solo se limitó a asentir.
_ Veo que tiene usted ganas de charlar. – dijo finalmente. Siga contándome, dijo mientras le hacía un ademán.
Entonces, el más joven bebió más whisky y continuó.
 Me han llegado noticias de que esos dos hombres estuvieron charlando cual camaradas de toda la vida, durante toda la madrugada. Debatieron de todos los aspectos habidos y por haber sobre la vida. El barman, que fue el que les advirtió que estaban cerrando, se acercó cortésmente y les explicó que debían retirarse.
_ до свидания – contestó uno.
_ Goodbye – dijo el otro.
Y ambos se despidieron tras un fuerte abrazo.

1 comentarios:

Anónimo 6 de enero de 2012, 20:48  

Que bueno! me acorde de " el otro " de Borges , si no lo leiste es muy bueno!

Creo que el juego de Laura nos dejo un poco pensativos a todos ... jaj

Besos , Eli...

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No me sé describir a mí mismo. Lo dejo a la percepción del que me conoce y al prejuicio del que no.

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