El camino largo y el corto.
¿Soy yo o soy ustedes? ¿Son ustedes o son yo? De estas mezclas convive el hombre social, o al menos lo intenta. Pero de eso se trata, de buscar una vuelta aunque sea todo recto.
Cortar la soga de la vida no es una opción, y si hay algo que con eso se obtiene, es egoísmo (del que todos tenemos) y hasta un poco de arte. Pero un egoísmo sin ego y un arte sin vitalidad ni fracaso, sin dolor ni torcedura de alma, sin abismos ni laberintos, sin poder saborear lo más triste y sin ser capaz de regocijarse con la incertidumbre de lo que podrá venir.
Eso es la vida sobre la muerte, y pensar que ambos son lo opuesto es un yerro pues conviven y se necesitan.
Sólo que a una la insultamos, la lloramos, la reímos, la pensamos y contemplamos; mientras que a la otra le decimos: no me jodas hoy.
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