Vivimos
La condena del ser es la vida y es la muerte,
ese mismo río que siempre tiene dos orillas.
La corriente a veces avanza demasiado rápido, de imprevisto.
La otra orilla espera, allá espera también la historia,
los muertos, los linajes y lo peor de todo:
el olvido.
No hay forma de escapar, las olas nos llevarán a todos
-Sin excepción.-
Pero hay algo que podemos dejar de este lado,
una huella, un camino recorrido, un vida en el tiempo.
Porque vivimos para dejar un rastro, un silbido eterno en el
viento,
una luz incandescente en el cielo;
vivimos para justificar nuestra llegada (y nuestra partida);
vivimos para convencernos de que vale la pena intentar;
vivimos porque es el don que la muerte otorga;
vivimos, a veces, sin saber que estábamos viviendo;
vivimos porque al vivir hay una forma de unir las dos
orillas:
el recuerdo.